
En enero de 2025, la capa de ozono presenta signos de recuperación, aunque con algunas variaciones y desafíos recientes.
La NASA y la NOAA han reportado que en 2024, el agujero de ozono antártico alcanzó su máxima extensión en septiembre, pero fue significativamente menor que en años anteriores, situándose como uno de los menores desde que comenzó su recuperación en 1992.
Este cierre más temprano del agujero de ozono en 2024 se atribuyó en parte a la inyección de vapor de agua en la estratosfera por la erupción del volcán Hunga Tonga-Hunga Ha’apai en enero de 2022, que afectó la química de la atmósfera y contribuyó a una reducción temporal del ozono. Sin embargo, la tendencia general sigue siendo de recuperación gracias a las políticas internacionales como el Protocolo de Montreal, que ha reducido drásticamente el uso de sustancias que agotan el ozono.
A pesar de estos avances, hay informes contradictorios en las redes sociales, con algunas afirmaciones sin fundamento sobre una gran pérdida de ozono en la atmósfera superior. No obstante, estos no están corroborados por datos científicos oficiales y deben tratarse con cautela.

En resumen, para enero de 2025, la capa de ozono muestra una recuperación continua, aunque con desafíos naturales y variaciones anuales. La comunidad científica sigue monitorizando de cerca estos cambios para asegurar que la capa de ozono pueda volver a los niveles de 1980 en las próximas décadas según lo proyectado.